domingo, 6 de octubre de 2013

El día que Alejandra conoció el mar

Alejandra y yo quedamos en vernos durate las vacaciones de julio y haríamos algun viaje dentro o fuera del Perú. Fueron meses de interminable espera, donde no dejaba de ver el calendario, donde los casilleros no sólo encerraban odiosos numeros, sino tambien me encerraban en un infinito preludio. Planeamos la aventura con mucha anticipación. Aleja vendría en bus desde Bogotá y yo la encontraría en la frontera de Perú con Ecuador. La última vez que nos vimos fue un día de abril, y el reencuentro seria a finales de junio. No nos vimos durante casi tres meses. Tres largos y jodidos meses donde pasó de todo. Ya perdí la cuenta de las veces que cancelamos y volvimos a poner en marcha el viaje. Hubo peleas, ánimos, desánimos y una que otra rabieta. Ahora me he dado cuenta que cuando aflora la añoranza, las ganas del abrazo y el beso cariñoso, la impotencia de no tener junto a ti a la persona que amas cuando más la necesitas puede embargarte la vida y generarte muchos malos ratos. Y es que no quiero -ni planeo- acostumbrarme a la distancia.

Llegué a Tumbes la mañana del veintisiete de junio. Vagué un rato por las calles, pagué un cuarto de hotel para resguardarme del calor y dormir un poco. Tumbes es la ciudad, para mi gusto, mas fea, peligrosa y descuidada del Perú. Fue asi que, para vencer el aburrimiento, miraba televisión, me duchaba, salí a caminar, compré uno que otro diario y me sumergí en mucho nerviosismo. A las ocho de la noche salí para la frontera; hora poco prudente, donde de milagro no me asesinaron o secuestraron. Caminé hasta la agencia de transportes y me dijeron que el ultimo bus que venía de Quito llegaba al promediar las doce de la noche. No me quedó más que esperar. Para mi mala suerte, a eso de las diez me echaron de la oficina porque tenían que cerrar. Tuve que sentarme en una banca de la plaza principal, y de cuando en cuando caminar detras del unico policía que se paseaba alegremente por ahi.

Cuando el bus llego y vi bajar a Alejandra, noté que me buscaba con la mirada y no me encontraba. Estaba tan hermosa, llevaba una blusa floreada que me encanta, el cabello suelto y los ojos mas grandes y hermosos que había visto en mi vida. Con mi dedo, como quien quiere sorprender a alguien, la toqué en el hombro. Volteó algo asustada y al vernos nos confundimos en un tiernp beso, el más tierno que nos hemos dado jamás. Fuimos felices por volvernos a ver despues de tanto tiempo. La espera valio la pena. Ella no veia la hora de llegar y tenía miedo de no encontrarme y sentirse perdida en un país hostil y desconocido. Por mi parte, pensé que jamas llegaría y temia que pase lo peor. Besarla y darle un gran abrazo fue para mi la consumacion de un sueño, el recobro del éxtasis perdido en los días pasados, días cargados de tristeza y angustia. Hasta cargar su pesada mochila fue un placer. Nunca una espera había valido tanto la pena, como esperarla y sopotar el embate del tiempo y la distancia.

Luego de pasar casi un día en Tumbes, invitarle el popular sublime (que no le gustó tanto) y tomar una cerveza cusqueña, lleve a mi novia a Trujillo. Era la primera vez que ella pisaria mi tierra, mis calles, mi ciudad y mi casa. Y le gusto mucho. La lleve a los sitios arqueologicos, museos, plazas y casonas. Hicimos almuerzo para la familia, fuimos al cine y al teatro, caminamos harto, nos quedamos dormimos juntos viendo peliculas y nos reimos mucho casi siempre. Si desmerecer todo lo que pasamos, el momento mas bonito y curioso fue cuando Alejandra conocio el mar. Salimos de comer un delicioso almuerzo selvatico y resolvimos en ir a la playa. Cuando vio el mar, por primera vez en su vida, sus ojos se tornaron mas inmensos que nunca. Le tome unas fotos de ese momento. No quiso abandonar esa sensacion de inmensa alegria, sobre todo cuando sus pies tocaron por primera vez el agua de mar y sintio que hizo un descubrimiento fantastico. Quiso que vayamos a la playa todos los dias, pero a Huanchaco solo fuimos de noche, asi que el dia que salimos a Cao, la lleve a Pacasmayo y nos bañamos en el mar. Fue la primera vez que me meti al mar con una mujer, y que mejor que la mujer que amo. Fue la primera de varias veces que abraze a Alejandra y le di besos mojados por el agua de mar. Tambien estuvimos en Mancora y disfrutamos de su hermosa playa, y aunque casi nos ahogamos por mi culpa, fuimos demasiado felices aquella vez.

Los dias pasaban y aunque no se sentian tanto, ya iba llegando la hora de volver. Asi que, aunque la idea original era que vayamos a Cusco y luego a Bogota, por un tema de dinero decidimos irnos a Colombia sin mas, defrente y a lo macho. Dejamos atras Trujillo y nos enrumbamos en muchos buses, busetas, combis y demas, mochila al hombro como buenos backpackers. Alejandra viajo con nauseas, que empeoraban aun mas por la incomodidad misma del viaje. Conoci muchos lugares nuevos, estuvimos en Quito, Cali, Pasto, y otras ciudades mas que no recuerdo. Cuando llegamos a su ciudad ambos dimos un respiro muy grande. Ella estaba en casa, cerca de los suyos, a quienes habia extrañado tanto. Me quede algunos dias en Bogota, pienso que diez o once dias. Fuimos a los lugares que nos falto conocer, tomamos muchisimas fotos (las mejores siempre las toma ella), salimos con sus sobrinas preciosas que adoro y fui, nuevamente feliz, con Alejandra. Conversamos mucho, comimos rico en la osteria italiana, lugar al que se que siempre iremos (y siempre con la misma ropa) y dimos muchas vueltas por nuestra zona, nuestro barrio, nuestro terruño: La Candelaria, siempre buscando nuevos lugares y riendonos tanto como se pueda. Me volvi a Trujillo el veintinueve de julio por la tarde. Llore mucho aquella vez. No es facil dejar a la mujer que amas y ver como el bus avanza y ella se pierde entre la gente y la tristeza de saber que no la volveras a ver en un buen tiempo.

Ayer me porte mal, ayer no fui paciente contigo y no te supe entender, fui canson, jodido y te aburri, te harte. Ayer tuvimos un dia tenso y duro y me siento mal por eso, pero ya no quiero recordarlo mas. Hoy vi que borraste nuestras fotos de tu faceboook, de nuestro viaje y lo que pasamos juntos. Y me dolio. Escribi esto porque amo escribir de ti y de lo que vivimos, porque amo escribir como amo tocar guitarra o comer el ajiaco que hace mama Nancy. Y te amo a ti. Te amo con todo mi corazon y lo ultimo que quiero es perderte. Y me da una rabia increible no estar cerca de ti, no tenerte a mi lado, no poder, aunquesea con mi presencia, haber estado ayer a tu lado y apoyarte en ese momento dificil y que sepas, en el mas absoluto silencio mio, que te amo y soy tu aliado, que estoy de tu lado.

Alejandra, ahora recuerda todo lo que leiste arriba y las mas anecdotas que pasamos juntos, tantas y tan nuevas para los dos que tenemos para contar una y otra vez a los nietos y bisnietos... ¿Entiendes ahora cuando te digo que eres lo mejor que me ha pasado en la vida?

Cosa, coneja, castor, ardilla, mama de Tatis y Silvana: Eres lo MEJOR que me ha pasado en esta vida.
Te amo.