Primero recordé nuestro primer beso, que curiosamente fue en el cine – digo curiosamente porque ahí también fue el último – luego nuestra primera vez...y así fui poco a poco evocando todo lo que podía de ella, y mientras mas daño me hacia creo q me sentía mas feliz, mas dolido, pero mas feliz. Pienso que el frío ambiente de esa mañana y más aun en Huanchaco, donde obviamente se siente más, ayudaron y me dieron el ambiente propicio para pensar en ti. Siempre íbamos a la playa, caminábamos un poco, sé que te molestaba el humo de mi cigarro así que te pediré perdón por eso…y en fin! nos gustaba Huanchaco, me gustaba verte parada frente al mar, cuando mojabas tus piececitos y te tomaba fotos y tu solo sonreías, te decía que te amaba, pero tú no contestabas…poco a poco me voy dando cuenta de tu maldita hipocresía, pero pasé ratos felices, no me quejo, tu lo sabes y yo también.
Sonaba la canción “como un perro” de Libido, y en ese momento me sentí, valga la redundancia, como un perro, (no se rían porfavor), pero porque te amé tanto, di mucho por tenerte cerca, sufrí para conseguir que me quieras, sin embargo me pagaste mal, no me gusta que suene a cliché, pero es lo único que puedo decir, y realmente me duele que no pidas perdón, me duele que solo te justifiques mientras que cuando terminaste conmigo yo te rogué para que regreses. Eso no es justo, pero en fin, quien dice que la vida es justa...
Siguiendo con mi periplo evocatorio de recuerdos - (porsiacaso, desde el párrafo anterior estoy sentado en la parte trasera de un taxi) – pensé en aquella vez del día de san Valentín y te di una sorpresa que estoy seguro hasta ahora recuerdas y no creo q la olvides, vi tu rostro de emoción, sé que te alegró mucho, pero que va, eso ya no importa ahora, tampoco puedo comentar mas detalles porque este no es un blog de intimidades.