martes, 30 de mayo de 2017

Te extraño


Hoy, como todos los días desde que te fuiste, te extraño. Te extraño y eso no es todo, te siento lejos que es aún peor, te siento distante, pero no es culpa tuya, tu no tendrías porque sentir algo parecido o pensar que tengas algo que ver en esto. No. Es que estás aún muy pequeño para comprenderlo, es todo.

Te extraño, y te siento en mi corazón, en cada latido, aunque la metáfora del corazón como ente generador de emociones ya no sirva ni tenga sentido en tiempos "millenials", sin embargo, si, te siento en mi precordio, y te siento ahí porque es ahí de donde emana mi angustia y se refugia mi tristeza en forma de opresión y de suspiros.

Te extraño porque me hace falta tu sonrisa. Te extraño porque me recibías al llegar a casa, y raudo, a mi silbido, corrías y te alegrabas y luego corrías a mamá y te enfundabas con ella en un abrazo cómplice, divertido, avergonzado, para luego ir hacia mis brazos y mostrarme tus últimas travesuras, el último pedazo de pared que pintaste (dañaste) o las aventuras imaginarias de tus juguetes nuevos, que cuidabas y no permitías que nadie toque.

Te extraño, si, te extraño, y el sentimiento es aún más fuerte cuando me suceden cosas que enternecen mi cerebro, como un video de padres reencontrándose con hijos, vídeos de travesuras de niños, historias de familias que triunfaron, que a pesar de las adversidades supieron salir adelante, de familias jóvenes que tuvieron el apoyo de toda la familia para que crezcan y no se dejen caer (porque eso hacen las familias, no dejamos que caigamos y sacamos del abismo a los que ya han caído), o cuando escucho situaciones cercanas de esos instantes de felicidad, esos instantes que yo, ya no tengo.

Y ahí es cuando más te extraño.

Y te extraño más cuando me doy cuenta que fui un tonto, que todo aquello que pensé era correcto y "normal" en realidad no hacia mas que dañar mi vida, mi afecto y mis relaciones. Fui un idiota, lo fui y quizá lo siga siendo un tiempo mas, el tiempo que demore en aprender que la vida no gira en torno a las cervezas del bar de la esquina un sábado por la noche, sino en torno a tu sonrisa cómplice y tu mirada fulgurante diciéndome "te amo papá" en un español masticado y jodidamente tierno.

Te extraño, si que te extraño, y te extraño más porque ahora es cuando más falta me haces y más falta tengo yo conmigo mismo, porque mi corazón y mis lamentos sólo desean despertar cada mañana con tu mirada brillante, tus quejas de niño engreído y ese abrazo sincero invitándome a dormir nuevamente y quedarnos en la cama cinco minutitos mas.

Solo cinco minutitos mas.