martes, 27 de noviembre de 2007

Avenida de los recuerdos

Me voy a la universidad. Estoy sentado en un microbús. El micro apesta. Odio viajar en micro pero hay que ahorrar: la economía es importante. Me empiezo a sentir triste, como todas las mañanas. Veo las calles, los árboles que ya se caen, siento el frío aire golpear mis mejillas, escucho los gritos del cobrador, es como si todo se aglomerara en este preciso instante. Todo me aflige esta mañana gris.

Seguimos de camino hacia la universidad. Paso por la avenida América y recuerdo la época en que caminaba cada jueves por la tarde por este mismo lugar, allá en el 2005, rumbo al ensayo de la banda. Ahora paso por la avenida Los Incas, donde antaño la policía me detuvo junto a un amigo por comprar marihuana en una de sus esquinas más famosas y fatídicas.

Ahora estoy en una calle cuyo nombre prefiero no mencionar… Siento que es momento de recordarla, que es mome
nto de evocar aquellos días cuando caminaba de la mano con ella en la acera de esa avenida, cuando nos deteníamos en medio del camino a besarnos apasionadamente sin vergüenza alguna. La tristeza es ahora suprema, infinita, me cambia totalmente. Si empieza a salir el sol el frío recorre hasta el último centímetro de mi cuerpo, si hay silencio siento gritos en mi cabeza, si escucho por la radio la cumbia de moda inmediatamente me viene a la mente la canción que ella alguna vez me dedicó. Es así, soy así.

Llamé al cobrador y le pagué. Al instante bajé en esa avenida tan dolorosa para mí. Caminé sin dirección fija, sólo con la idea de vagar, como el errante que soy por naturaleza. Caminaba y caminaba sin encontrar respuestas. Cada paso que daba era una nueva idea de martirio y sufrimiento. Cada minuto y segundo era para ti. Te lo juro, mi amor. Aún te amo, pero no tengo el valor de decírtelo y tú ya no tienes cariño para mí. Te aseguro, mi vida, aún te amo, o sino pregúntale a las calles que me ven pasar, pregúntale a los pájaros, a la luna, al sol, a tu Dios. Pregúntales y te dirán que me vieron pasar llorando, pensando en ti, sólo en ti; te dirán que me vieron con la mirada perdida y los ojos húmedos, moviendo la cabeza a ambos lados, buscando tu silueta en algún lugar de la calle. Pero es inútil. No tienes por qué estar donde creo que estarás. No tienes por qué corresponder a mis pensamientos. No tienes ni siquiera que leer estas líneas. Al final creo que tú no tienes la culpa de haberme intentado querer. La culpa es mía por haberte amado y amarte desesperadamente, por haberte dado mi corazón, por herirme a mi mismo ahora y por negarme a tu Dios, que jamás me dio alegría, sino más bien sufrimiento y desesperación.

Te necesito.
Te quiero.
¿Es que tu ya no me necesitas?...

Si fuera posible sería tu monigote, tu muñeco, tu oso parlanchín, tu sparring, tu "tio-vivo", tu cama, tu almohada, tu cuarto, tu lámpara, tu confidente, tu cariño, tu gordito, tu flaq
uito, tu amante, tu dios, tu diablo, tu vida y tu muerte...Pero todo, quiero serlo todo para ti...Contéstame: ¿ya no me necesitas?

Fue entonces que me dijiste "no, ya no…".

Mientras más me acerco a mi destino más ganas tengo de volver. Volver a tus recuerdos, volver a los míos. Volver a las calles eternas y mis refugios en silencio. Volver a verte y volver a conocerte. Volver a mi casa y escribir, escribirte, amarte con el teclado o con mi lapicero barato. Quiero volver, pero al final no hay salida. Al final hay una pared inmensa formada por nuestros sentimientos. Quiero dar un paso y no llorar, quiero avanzar la cuadra y no pensar en ti, quiero llegar a mi clase con ganas de aprender y no con ganas de escribirte algo. Quiero, necesito, anhelo vivir...

Viviré mi habitual mañana, que espero no sea eterna. La mañana de mañana, mi mañana, nuestra mañana aunque no quieras. Mañana te amaré más. Mañana te sufriré un poco más. Mañana, mañana, mañana...

-Amor, ¿Qué te parece si nos vemos mañana?-

-"Ya pues, pero que sea de día, no voy a entrar a la academia, sólo quiero estar a tu lado"-

-Yo también, preciosa, yo también...-

jueves, 22 de noviembre de 2007

Un pequeño tributo a mi colegio Seminario...

Era el 2005. Estaba en 5to de secundaria. Mis cursos favoritos eran historia del Perú, Lengua y Literatura y el taller de música (tocaba en la banda de mi colegio, pero eso es motivo de otra historia). Fué una mañana calurosa, la recuerdo muy bien. Estaba sentado en mi habitual sitio: al medio. En esa ubicación gozaba de las payasadas de los vagos del fondo y recibia la ficha de los chancones de adelante. Si mal no recuerdo era octubre, nuestra profesora de química se acercó a la puerta y solicitó al profesor de turno que me dejara salir un momento. Me explicó que ya se llegaban las fiestas del colegio, que todos se preparaban para recibirlas, que el colegio debia lucir su mejor gala pues se cumplían 380 años de existencia (así es, mi colegio es el más antiguo del Perú, chúpate esa) y que llegarían congresistas, autoridades nacionales y todo.
Me dijo que me escogió por la "cierta experiencia" que tenía en el campo de las letras; lo diré solo por ser este post, no era un mal alumno, pero tamp
oco era excelente, lo que pasa es que habia participado en concursos de razonamiento verbal, de comprensión lectora, de historia del Perú, de "dar finales alternativos y muy literarios a cuentos importantes" y todo todo relacionado al campo de las letras y me siento orgulloso de decir que salí victorioso en muchos de ellos.

Fué entonces que la viejita me dijo la amarga noticia: "tienes que escribir un poema a tu colegio, y, además de eso, declamarlo". Se imaginan?, bueno, es mejor que no se lo imaginen, pero les juro amigos míos que lo que sentí en ese momento fue una mezcla de miedo, verguenza y de dolor de estómago. Yo, que odiaba declamar y hablar en público. Yo, que pensaba que eso era sólo para los que les gustaba llamar la atención o para los que necesitaban nota. Me odié a mi mismo. La odié mas a ella. Odié a mi colegio. odié a todos.
Me dijo que todos los profesores habían optado por mi, me floreó un buen rato pero no lo consiguió. Le dije que escribiría el
poema, pero que no lo declamaría, eso nunca!. Gracias al cielo los profes aceptaron y decidieron que mejor debía ser un concurso, osea, escoger el mejor peoma de los que deseen participar y ver quien quería declamarlo. La idea era fantástica, pensé, así no haría yo solo el ridículo, pero estaba equivocado, recontra equivocado...

Y el día llegó: miercoles 2 de noviembre. Era una fucking mañana calurosa, todos los concursantes ingresamos al estrado del auditorio. Eran sólo 8 concursantes, ¿se imaginan?, de un colegio de 500 alumnos sólo 8 amaban a su colegio, ¡no podía ser!, v
erguenza total, ridículo infinito y todas las risas burlonas de los alumnos.

El concurso fue a puertas cerradas y solo asistió la promoción (para mi desgracia). Uno a uno fueron avanzando los "poetas". Algunos olvidaron sus versos, otros más pequeños lloraban de la verguenza y de no poder soportar las risas burlonas de la gente. Así transcurría ese odioso concurso, esa absurda parafernalia que era ver declamar poemas cursis, muy cursis, y ver los gestos en la declamación. Era algo vergonzoso y se aproximaba mi turno...

"El siguiente concursante es el alumno de 5to año de secundaria Víctor Flores lazo, ¡un fuerte aplauso para él!"... cuando escuché mi nombre se me revolvieron las entrañas, me moría de miedo, nunca había hecho eso antes, había bailado danzas exóticas, escenificado puestas teatrales y jodido a mi profesor de biología, pero nunca había declamado un poema!. Ahora estaba solo, solo y jodido. Me paré frente a todos y empezé, con miedo y mucho sudor, pero así empecé. No erré en la entrada y recordé todo muy bien, incluso me sorprendía que mi cuerpo fuera tranquilizándose poco a poco e incluso alegrándose de hacer conocer una creación que, a pesar de todo, estaba escrita con amor, con muchísimo cariño a mi gran colegio...

"Oda al Seminario"

¡Oh! Excelso y glorioso Seminario
Cuna de grandes e ilustres ideales

Forjaste hombres que dieron su vida al país
¡Y ahora! formas las generaciones del futuro.

Un cuatro de noviembre fuiste fundado
Empezaste a educar, ¡a formar personas!
Bajo tu lema: ¡FIDES, PATRIA LABOR!
Siempre inculcando el amor a Dios, y,
Marchando al ritmo de la vanguardia de la ciencia y la tecnología

¡Nunca te mancillaré, Seminario. A ti, mi profunda admiración.

¡Oh! Lindo colegio seminario
Ya eres estrella en el firmamento
Eres guía, eres ejemplo, eres valiente, eres amado
¡Eres el Perú entero!


Pasada la tormenta, todo fué alegria, jolgorio por parte de mi promoción, burlas hacia mi persona, gritos y vítores por la emoción que le puse a mi declamación, pero, sobre todo, porque amabamos a nuestro colegio, y eso era lo que más importaba, que esta gran insitución se sienta alegre y feliz con el gran sentimiento de sus seminaristas.

Días después, un 5 de noviembre, fue la premiación. Me dieron el 3er puesto, 250 lucas y algunos libros de autores locales que, confieso, aún no los leo y no creo que lo haga.
Fue así como aporté en algo al engrandecimiento de mi colegio y digo esto porque al año siguiente vi mi poema publicado en una revista editada por el aniversario del colegio, llevaba mi nombre al final y, la alegría de verlo ahí, la alegria de saber que sería leido por mucha gente, me la llevaba yo.

Seminaristas hermanos, no nos olvidemos de nuestro colegio, amigos vagos, no se olviden de tirar huevos y pintar las paredes de su amado colegio, amigos míos, sepan y conozcan mi cariño por el colegio más antiguo de este maltratado Perú. Y Para terminar, escribiré los vítores sagrados, que, con pañuelo celeste en mano, gritamos cada 4 de noviembre a las 00:00 hrs: SEMINARIO!...RAAA! SEMINARIO! RAAA RAAA! SEMINARIO! RAAA RAAA RAAA!

Condecoración al colegio Seminario por el Congreso de la República: http://trujillonewport.wordpress.com/2007/01/10/condecoracion-al-colegio-seminario/

MI promoción: (a ver adivinen quien soy jaja...)

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Soy un seudo-escritor.

Escribir, escribir, escribir... escribir es, como dice en su blog el periodista limeño Luis Iparraguirre, "la mejor forma de vivir". Aún no estoy muy seguro de que escribir ahora o si escribiré algo después, pero de lo que si estoy seguro es que mi cuerpo y alma necesitan de esta dulce ambrosía que es escribir, que, sin lugar a dudas, es la mejor manera de aplacar mi depresión.
De niño escribí. Si!, recuerdo que a los 7 años estaba en el baño cantando, pero cantando cosas que en ese instante se me ocurrían. Después de ese horroroso espectáculo, fui a mi cuarto y escribí lo que canté, con pésima ortografía y caligrafía puesto que recien iba en 3ro de primaria creo, pero es lo primero que se me viene a la mente sobre mis pininos en este maravilloso arte.
Después volví a escribir a los 12 años. Papá me regaló una agenda que nunca usó y fué ahí donde plasmé mis primeros poemas. Eran malos ahora que recuerdo, eran cursis (como todo lo que escribo) y eran muy estúpidos, pero eran mis primeras líneas literarias. Recuerdo que en esa época leia "yo amo a mi mami" de Bayly. Sentí que quería ser como el, que quería escribir como el, escribir con esa facilidad para hacerse entender, su lenguaje coloquial, el uso de palabras rebuscadas que encajaban perfectamente en cualquier contexto, si, lo admito, me enamoré de sus obras y de su manera de escribir. Desde ahí leo todas sus obras y todas me han gustado mucho.

Años después regresé al ruedo. A los 15 años ya había leido bastante para el adolescente peruano promedio normal. Desde Fray Luis de León hasta Vallejo, desde Flaubert hasta Hemingway. 


A esa edad, mis amigos disfrutaban de salir con las chicas del colegio cercano, ir a las fiestas con "luces psicodélicas" y, los más vagos, fumar marihuana. Yo nunca pertenecí a ese círculo, era un lorna, un lornaza, prefería encerrarme en mi cuarto a leer cómics que irme a webear por ahí. Pero si creían que soy demasiado lorna están equivocados: Soy un adicto al fútbol, es mi deporte favorito. No poseo el toque del Chorri, la osadía de Acasiete ni la gambeta de Farfán, pero juego!, eso es lo que cuenta, no?; juego desde pequeño y nunca arrugo para un partido de fútbol, en la cancha dejo la vida y también defiendo los colores del polo con el que esté en ese momento, (y claro, por la apuesta).

A los 16 años me enamoré y desde ese momento no he dejado de escribir, desde historias eróticas hasta pequeños cuentos y por supuesto, poesía. Es increíble como el sentirse amado o el amar te da un motivo para escribir. Yo sentía así mi vida y tenía que escribir, escribirle a ella, escribir lo que pensaba, escribir lo que sentía, escribir después de hacerle amor, escribir poemas a escondidas de mis burlones hermanos, escribir después de dejarla en su casa, escribir cuando me dejó, escribir, escribir y escribir...

Ahora tengo 18 años y no he parado de escribir. Escribí todo esto sin siquiera pensarlo y aún sigo sin saber lo que escribiré después, pero ya entendí que escribiré porque me nace, porque es inherente a mi, porque quiero contar mis cosas a algún lector aburrido y porque solo así aplacaré mi absurda depresión.

¿Ves?...ya me siento mejor! =)