La mañana del martes cuatro de noviembre empezó con sobresaltos para Jorge. Tuvo que levantarse muy rápido pues su jefe lo esperaba en su mansión para que haga unos trabajos.
Al llegar a la casa, se dirigió al cuarto del servicio a vestirse rápidamente y empezar a trabajar. El lugar era inmenso, la gente que vivía en esa zona solo hablaba de lujos y excentricidades. Arregló algunas instalaciones eléctricas, reparó el baño principal y limpió los cuartos de los niños.
Al pasar por el salón principal escuchó una conversación que lo deprimió de sobremanera.
-Hija, no sabes, ese negro de mierda apesta a mil rayos. No se como está trabajando aquí. Sino fuera porque su antiguo jefe nos lo recomendó por honrado ya estuviera de patitas en su barriada.
-Lo se, me di cuenta amiga. Pero ten cuidado, que con esos negros no nos podemos confiar. Das la vuelta y ya te están robando algo, te apuesto.
-Si pues. Tienes razón.
Después de escuchar esto, Jorge siguió su camino. Pero no pudo evitarlo, unas lágrimas caían por sus mejillas. La impotencia embargaba su ser. Se imaginó por un momento que corría desesperado y caía en un vacío.
Se dirigió a desvestirse y alistar sus cosas para que se vaya. Mientras tanto, el primogénito del dueño de la casa entraba con sus amigos.
-Oye negro, límpiame las zapatillas.
-Hey, negro, apestas a mierda, ¿es que acaso no te bañas?
-Oe Diego, como puedes tener trabajando a un negro en tu casa?
-Lo que pasa es que nos da pena y queremos hacer su vida menos miserable- dijo Diego, mirando a Jorge con furia.
El jefe, el dueño de casa, le pago una miseria, y en pasajes nada más se le iría casi la mitad de su ganancia. Llegó tarde a casa. El transporte público en el Perú es un desastre. Su mujer lo esperaba con un plato de sopa de fideos, lo recibe con un beso, sus hijos lo abrazan, Jorge esboza una sonrisa fingida, pero por dentro hierve de cólera e indignación.
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Obama acaba de ser elegido presidente de la que fue la nación más poderosa del mundo, los Estados Unidos de América. Jorge lo escucha por su vieja radio. Se siente feliz y esboza una sonrisa de verdad. Su mujer duerme profundamente y no se da cuenta de lo que hace Jorge, un ademán de victoria, con los puños en alto y los ojos llenos de lágrimas.
-_-
Este texto ejemplifica una realidad innegable del planeta. Y lo más innegable es que al margen de nuestra ideología política, la elección de Barack Obama es una prueba fehaciente y veraz de que las barreras sociales siguen cayendo. Y nunca se volverán a levantar.
Dile NO a la discriminación.
Dile NO al racismo.
Dile NO al racismo.
Un abrazo para todos.