martes, 24 de febrero de 2009

Palabras en silencio.

Suena el celular.

No se si contestar. Silencio la llamada y ella sigue timbrando. Y yo tiemblo con cada vibración del asqueroso aparatito.

Y es que cada palabra que dice me hace recordar el suave aroma de su piel. Es algo inaudito.

El celular suena por segunda vez. Aún no se si contestar.

Recordé muchas cosas. Las tardes a la orilla del mar, las fotos que tomabas con ahínco y mi expresión desdeñosa, el atardecer frente al malecón, los hoteles baratos, los caros, las decenas de vinos que extraía del bar de mi padre y que terminábamos libando con furia. Las caricias bajo la sábana, el te amo con locura, el te amo con aburrimiento, el te amo rutinario.

El celular suena por vez tercera. Mi pulgar derecho, mecánicamente, se dirige al botón "silenciar".

Y ya no quiero silenciar nada. Tu piel tersa, los besos encendidos, las palabras al oído y toda la sarta de mentiras que nos dijimos en tan corto tiempo. El amor no tiene objeto, ni control, ni destinatario. Nos entregamos a una pasión tan fuerte, tan calurosa, que cuando ya estábamos achicharrados por completo, todo terminó. Así de simple.

La luna se torna muy luminosa. He fumado 13 cigarros admirando la belleza del satélite. Me puse cómodo y, bajito, despacito, la borrascosa voz de Sabina me decía que "como un pato en el manzanares", así estoy yo sin ti.

El celular ya no volvió a sonar.

Y ya no habrá caffé, no habrá remembers, no habrá piquitos ni cine ni tardes ni noches ni locuras ni encuentros fugaces.

... pero que no daría yo por contemplarte, aunque fuera un solo instante...

3 comentarios:

  1. Oe man... primera vez q me identifico con uno de tus escritos...esta excelente. Este era tu estilo.

    Un abrazo, brother.

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  2. súper compadre peruano!

    hace tiempo!

    un abrazote y un saludo, viejo.

    saludos y estamos en contacto.

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