martes, 15 de enero de 2013

Falling in love with Bogotá

Alejandra vive en Bogotá, Colombia. Tiene veintiún años y una hermosa sonrisa. La conocí de casualidad, mientras navegaba por internet, perdiendo el tiempo en facebook. Vi una solicitud de amistad, la acepté. Le hablé por el chat, le pregunté si me conocía, me contó que me agregó del grupo de fans de "Hombres G", banda con la que toqué en un año que ya ni recuerdo aquí en Trujillo, Perú. Pues si, soy peruano, país del ceviche, Machu Picchu, el pisco sour y la desigualdad.

Comenzamos a hablar, recuerdo que no le tomaba mucho interés a nuestras conversaciones, sin embargo había algo en ella que me llamaba mucho la atención. ¿Que fue? no lo se. Es a fines de octubre cuando todo comenzó. Varias semanas atrás salí de una relación larga, la más larga que he tenido. Y hablar con Alejandra me hacía bien. No miento si digo que me hizo olvidar la tristeza que sentía por momentos. Incluso una vez le mencioné a mi ex sobre Alejandra, haciendo gala de mi superada tristeza.

Ella es bastante rara por momentos. Ella dice que es algo bipolar, pero hablando en serio, ¿que mujer no es bipolar?. No es muy expresiva, trabaja mucho, su paga no es tan mala, tampoco tan buena, tiene dos hermanas, vive con su madre y  dos gatos, uno llamado Chimuelo y otro que aún no tiene nombre y le sugerí que le ponga "Vitín". Sus colores favoritos son el negro, morado, y dos más que no recuerdo. No es delgada y tampoco gorda, es llenita. Así le dije yo. Tiene unos ojos muy lindos, pero lo que más me gusta de ella son su labios. No la conozco en persona, se donde vive pues me lo dijo, una vez hablé con su madre y siempre que está en casa y hablamos por teléfono escucho ronronear y maullar a su gato, que por cierto es muy tosco y mordelón.

La canción que más me hace pensar en ella es "Dos en la ciudad" de Fito Páez.

No se en que momento comenzó una bonita amistad, tan cercana a pesar de los miles de kilómetros que nos separan, de las tres horas de avión que nos tienen lejos y a veces olvidados. Ella ahora es una parte muy importante de mi vida. Sabe todo lo que hago, y yo también de ella. Nos contamos nuestras cosas, no concibo un día sin llamarla o sin hablar con ella, y realmente lo disfruto mucho, es muy reconfortante. Me gusta cuando reímos de cosas sin sentido o cuando nos decimos cosas cariñosas, también cuando nos damos palabras de aliento para continuar con nuestras vidas y sus trabajos rutinarios o cuando nos dedicamos videos de youtube, y ella siempre gana. Suelo llamarla cuando está en el trabajo y a ella eso le alegra mucho, escucharla reír es un placer. Por lo que se ha vuelto muy especial para mi, repito, a pesar de la distancia.

Y por eso decidí sorprenderla y viajar a Bogotá a conocerla. Ante eso no puedo evitar estar emocionado, ya que conoceré a la que considero hasta ahora la mujer más parecida a mi, y por la que me pregunto todas las noches: Dios, ¿por que no hiciste que Alejandra nazca en Perú?.

Me estoy enamorando mucho, lo acepto. Perdón por tantas palabras para poder finalmente decirlo, pero es asi. Y eso es lo que me da más miedo, pues no estamos cerca, no nos tenemos el uno al otro más que por una llamada o el chat, lo cual es bueno, pero no es suficiente. Ya me sucedió un par de veces que quisiera estar a su lado, abrazarla, contarle que me siento mal, que necesito una caricia, un beso, y no tenerla junto a mi me pone triste, se me hace un nudo en la garganta y en ese momento sólo tengo ganas de llorar.

¿Eso está mal? Pues no lo se, pero mi experiencia me dice que eso es sentirse enamorado. Y yo no se si ella también sienta lo mismo por mi, o al menos a la magnitud de mis sentimientos. Por eso todos me dicen que estoy loco, todos.

La quiero muchísimo, y por eso iré a Bogotá. La ciudad no me importa, que pase ante mis ojos si quiere. Yo sólo quiero estar con Alejandra, caminar con ella y ver lo que ella me muestre, pisar lo que ella pise y respirar su mismo aire. Sólo estaré cinco días, aún falta un mes para ese viaje, pero quisiera que sea mañana mismo, y que cuando esté con ella el tiempo se detenga, no deseo otra cosa.

Un pedazo de mi corazón vive ahora en Colombia. Que cosas tan locas tiene la vida. Y a pesar de todo, sentir todo esto me hace muy feliz.

3 comentarios:

  1. ¡Vaya! Menuda sorpresa me llevo además de que has vuelto a escribir luego de mucho tiempo. Sí pues, las redes sociales acortan distancias pero engrandecen nuestra angustia cuando conocemos personas tan parecidas a nosotros en lugares distantes. Quizá nunca llegué a decir que me enamoré, pero también conocí a a una chica extranjera muy compatible conmigo. Yo era aún un chibolo de 14 años y pues, no podía aventurarme como lo estás haciendo tú.

    Te deseo todo lo mejor.

    ResponderEliminar
  2. Gracias hermano, asi es, es algo loco, pero gracias a Dios puedo pagar el viaje con mucho trabajo y sacrificio. Veremos que sucede, por lo pronto estoy muy feliz y emocionado. Saludos y gracias por leerme.

    ResponderEliminar
  3. OOH, vaya, siempre he pensado que las distancias y los amores lejanos son poco comunes! Pero claro eso era en mis tiempos, ahora con todas la amplia gama de maneras de comunicarse hay formas de estar muy juntos sin estar uno al lado del otro!

    ResponderEliminar

Ya comentaste??