miércoles, 9 de enero de 2008

PARECIDO IRREMEDIABLE

Este post es relativamente jocoso para mí y quizá para todas las personas que buenamente lo lean. Mas aún teniendo en cuenta los últimos bochornosos sucesos ocurridos, efectuados, oleados y sacramentados por algunos “escurridizos” integrantes de nuestra jodida selección peruana de fútbol de la era “Chemo”. Si a primera vista ya no desean leerlo, no os culpo. Pero les informo que esta historia no habla de fútbol, no. Se trata de una comparación media chistosa que expondré a continuación.

Como he mencionado vagamente en algún post anterior, no soy un alumno destacado, ni estudioso y mucho menos esmerado. Claro, tampoco soy sinvergüenza, o no del todo. Lo que pasa es que no es de mi total gusto sentarme en un escritorio y estudiar, cuando en vez de eso puedo sentarme frente a mi vieja computadora y escribir. Ahora, ustedes dirán, ¿este tipo está loco? Si, posiblemente, les responderé, porque estudiando la carrera de Medicina, con la increíble cantidad de conocimientos científicos que uno tiene que asimilar, es como para estar loco el hecho de no estudiar lo suficiente. Y mi universidad no es tan mala que digamos. Para su mala suerte es privada y posee ciertos prejuicios de la gente (de este país), tales como: “universidad de brutos”, “de pituquitos”, o de “zánganos”. En verdad esto no es así y yo lo desmiento totalmente. No generalicemos por favor. Los zánganos somos pocos. Pero a lo que iba, en el área de Medicina, esta universidad ha destacado principalmente, pues, no sólo es la carrera que le brinda mas economía anualmente, sino que le ha dado logros en el ámbito científico y tecnológico, que obviamente, le dan realce a mi bien amada facultad en Trujillo y en el Perú.

Mi nombre es Víctor, pero todos me llaman “Vitín”. Estoy acostumbrado a ese ridículo diminutivo, de verdad, así que pueden nombrarme así. Es más, en mi DNI he firmado como Vitín. Y si, recién saco ese absurdo carné por el cual esperé más de 5 horas (sólo por tramitarlo). Realmente, cumplir 18 años en el Perú si que da cólera, no sólo por el DNI, sino por lo que le espera a los muchos jóvenes en este país con estabilidad económica a medias y un rumbo indefinido (por no decir indeciso). Personalmente no me falta nada y debo estar agradecido por eso. Corrección: Lo estoy, aunque mi madre se empeñe en decir que más bien soy un haragán y sinvergüenza. Y si, pues también lo soy en una mínima parte.

Tengo dieciocho años e ingresé a la universidad de dieciséis. Este 2008 debería empezar el tercer año de la carrera, llevar cursos tales como Patología o Farmacología y avanzar a paso firme, obviamente. Pero esto no va a suceder, porque soy el reflejo de un alumno fracasado que alguna vez debió estudiar pero prefirió la pérdida de tiempo y la mataperrada. Soy un alumno al que jalaron dos veces en cursos distintos –merecidamente- y que lamentablemente perdió (o mejor dicho se retrasó) un año de formación profesional. Mis amigos avanzaron, la mayoría incluso ya conoce muchas cosas del área clínica de la medicina. Yo no pues, porque me quedé, y ahora los veo con tristeza y añoranza.

El segundo semestre del 2007 fue desastroso, horripilante, catastrófico, indigno y vergonzoso para mí. A comienzos de dicho ciclo, pensando en aprobar todo y dedicarme de lleno a los estudios, me matriculé en dos cursos, SOLO DOS CURSOS, y que en créditos sumaban la cantidad de diecisiete. Mis padres me criticaron por la poca cantidad de materias pero yo argumentaba que así me iba a dedicar mucho más y que sería un mejor estudiante. Aceptaron. Al empezar las clases todo iba de maravilla –aparentemente- e incluso, estaba aprobando con notas mas que satisfactorias los primeros exámenes. Debo acotar que a mediados de la primera parte me retiré de un curso, o sea, terminé llevando uno. Los días transcurrían sin mayores problemas hasta que llegó el examen parcial. La noche anterior al examen estuve libando licor en una reunión familiar, confiadísimo en aprobar la prueba. “Voy a recordarlo todo mañana, no hay problema” –pensaba- mientras bebía con destreza en la fiestecita. A la mañana siguiente, en pleno examen, lo único que recordaba era que debía dormir unas 12 horas sino quería morir y que no debía vomitar delante de la gente. El resultado fue letal y definitivo: la nota que obtuve fue seis, en calificación vigesimal. Estaba con un pie y medio cuerpo dentro del aplazado. “Después de todo, me queda el examen final” –alucinaba confiadísimo- en los días que siguieron a mi primera debacle. Lamentablemente y por cosas que no vienen al caso, desaprobé el examen final, con una nota que prefiero no contar. En resumidas cuentas: FRACASO TOTAL.

Como era de esperar, me sometí a la crítica destructiva de mis padres, a la joda de mi hermano mayor y al total rechazo familiar. La depresión se había acrecentado en mi persona a raíz de todos los sucesos, mi vida se estaba volviendo un asco y ya no sabía si continuar estudiando. Me encontraba solo y desamparado, había sido reincidente en mis faltas, había deshonrado mi palabra de honor de no volver a jalar cursos, en resumidas cuentas la había cagado. Sin embargo, antes de perder toda esperanza, toda ilusión, decidí enfrentar mis miedos, decidí ser hombre de verdad: Decidí enfrentar a mi padre y hablar como dos personas adultas, y he aquí lo gracioso del post.

La noche en que decidí hablar con papá era más fría que de costumbre. Esperé a que llegara de su trabajo y, luego de cenar, sería la esperada conversación. Pasaron los segundos, los minutos, pasó la cena, y me acerqué a su habitación. Se encontraba de muy mal humor, como esperaba, y empezó el sermón. Lo acepté totalmente, pero también me daba rabia que no reconozca que había estudiado y que había asimilado experiencia. Y me daba cólera, pero me la tragaba. Al rato lloré, sus palabras eran feroces, sangrientas, muy dolorosas. Y es que mi papá es el hombre más bueno del mundo, pero cuando está de mal humor tiene un carácter de mierda. Y entonces, casi al término de la conversación, dió su estocada final: -mocoso de mierda, ¡eres como la selección peruana!”-. ¿La selección peruana? A simple vista causa gracia, pues si, pero a mi me causó asombro, mucho asombro. -“Sólo ganas experiencia, solo juegas y juegas, te vas de juerga y nunca consigues éxitos, nunca traes una victoria, solo crees ganar tu maldita experiencia”- fue lo último que papá dijo. Entonces comprendí lo que trataba de decirme y creo que para nuestros tiempos, esa comparación, puede ser considerada un insulto.

Dos días después mi padre se acercó a mi. Se disculpó por soltar frases tan denigrantes y me ofreció su total apoyo para lo que desee, dándome un abrazo y un beso en la frente. Me sentí conmovido por esto, y solo atiné a sonreír a ese hombre viejo con alma de niño, que sé que cuando tengo un fracaso, siente que también fracasa, y por eso ahora también te pido perdón papá, por ser un mal hijo, por no ser el Einstein que tu esperabas, por no ingresar a la nacional, por ser bohemio, y por ser haragán. Y te agradezco, por todo lo que me brindas, por todo tu amor y toda tu paciencia, y verás que este año será mejor, pondré de mi parte con mucha seriedad y sacrificio.

El día de la comparación “jocosa”, al retirarme de su habitación, me detuve a la altura de la puerta y, dolido por sus palabras y con lágrimas en el rostro, dije en voz baja y con tono burlón:

-“Papi, Papi, si soy de la selección peruana, ¿puedo ser Acasiete?

9 comentarios:

  1. Jajajajaja. Es jocoso. No quiero mencionar cosas mezquinas con el lenguaje u otras cosas, me pareció entretenido el post y espero que mejores en los estudios, al menos vives más libremente tu vida universitaria. Yo aborrezco la odontología, pero eso no es lo terrible sino que hasta ahora no me hayan jalado de año.

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  2. Jajaja... a punto de conmover a la gente hasta llorar con el beso de tu padre, y le das un vuelco al asunto con Acasiete...interesante cambio...gracioso post

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  3. jajajaja...muy entretenido...esta bien que reflexiones, pero espero que mejores en tus estudios ps vitin, yo se que tu puedes hombre...

    una pequeña pregunta:
    ¿Porque quisiste ser acasiete?...jajaja

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  4. Mi estimado Ed, supongo que quise ser "Santi" Acasiete porque es el jugador más regular de la selección, además, me fascinan lo bien cuidados que están sus rulos.

    Con amor, Vittie!

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  5. Dvertida anécdota, mi querido Vit, un cague de risa...

    Por otro lado, gracias por tus comentarios. Muy generosos como siempre. Te respondí el último. Tal vez te sirva mi punto de vista.

    Aquí te dejo el link para ahorrarte el trabajo de buscarlo:

    http://malescrita.blogspot.com/2007/09/confesiones-de-un-pianista.html

    Un abrazo.

    Nos leemos.

    xD

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  6. a mi no me has hecho reir, eres un asco escribiendo, cuánto disfuerzo, no te queda ese estilo, mejor sigue tocando tu saxo

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  7. Saxo: FELICITACIONES!! Eres la primera persona que pone un comentario agrediendo mi estilo literario, diciéndome que escribo con disfuerzo (que entiendo como osadía o desfachatez) y mandándome a tocar el saxo XD

    No diré nada en contra tuya, no te insultaré, no te mandaré al carajo y tampoco mencionaré a tu madre porque ese tipo de cosas solo las hacen los cobardes -como tu- que ni siquiera firman con su nombre.

    El arte acarrea críticas, así que las tuyas son bienvenidas... y en general las de todos.

    Saludos, espero verte más seguido =)

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  8. Hola =), quizá no te acuerdes de mí. Me comentaste en mi blog hace tiempo ya. Déjame decirte, que sé perfectamente lo que sientes, yo estoy pasando por algo parecido. En mi primer ciclo, jalé 3 de 5 cursos. Y en el segundo ciclo me fue peor, me matriculé en 4 y me retiré de 2. Al principio la universidad es una reverenda mierda, pero hay que ganar "experiencia" de eso jajajaa. La experiencia no es lo que te pasa, sino qué haces cuando te pasa.
    Un saludo desde Lima =)

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  9. Agradecidísimo por tus generosas palabras, amigo limeño.

    Un abrazo fraterno.

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